La jubilación tiene fases ¿y tú? ¿En qué fase estás?


Tendemos a ver la jubilación como un cambio de estado que se produce de un día para otro, simplemente porque hay una parte de ese proceso que es normativo; pasas de cobrar un sueldo a tener una pensión. 

Con esto parece que se acaba todo lo que hay que decir, la persona se va adaptando como puede a su nueva vida y ya está. Por eso mucha gente no se atreve a contar sus dudas, sus sentimientos encontrados, por poner un ejemplo, puedes estar contento y nostálgico a la vez, e incluso no se atreven a contar que de repente tiene la sensación de que todos los años se le han venido encima o que están pletóricos por comenzar su nueva vida. 


Sus pensamientos, ilusiones, retos e incertidumbres se comparten parcialmente, porque el entorno muchas veces lleva otro ritmo o acompaña con dificultad esta nueva andadura.

Nadie nos cuenta que además de ocuparnos de nuestra pensión, la jubilación es como un puzzle nuevo que uno tiene que montar con las piezas más o menos ordenadas o más o menos revueltas, pero el caso es que hay que construir el puzzle y eso lleva su tiempo y tiene sus fases




Estas fases de adaptación, que pueden ser vivenciadas por cada individuo de forma total, parcial o incluso recurrentes, han sido estudiadas por algunos científicos, entre los que destaca Atchey (1975) que desarrollo un modelo explicativo dividido en fases:

· Fase de pre-retiro. Es el momento en el que el individuo va haciéndose a la idea de que ese momento se acerca
· Fase de jubilación. Esta fase se puede vivir de muchas maneras y dependiendo de las circunstancias de la persona y de su personalidad.  

Luna de miel. Básicamente se adoptan dos posiciones: la persona se dedica a hacer todo lo que siempre deseo y nunca tuvo tiempo u ocasión de hacer. La persona se dedica a descansar y a no hacer nada.  

Desencanto. Disminuye la satisfacción de la fase anterior e incluso hay personas que se deprimen. Esta fase no se da en todas las personas, sólo en aquellas que no saben cómo reorganizar su vida o que no encuentran algo que les llene, incluso puede que las expectativas y las ilusiones que tenían de hacer algunas cosas cuando estuviesen jubilados haya desaparecido, ya no les interesa lo que ellos pensaban que iba a ser importante en esta fase.  

Reorientación. Sólo se da en personas que han sufrido la etapa anterior y pasan por un proceso de reevaluación en el que elaboran unas expectativas más realistas de su experiencia como jubilados.  

Estabilidad. En la que las personas encuentran una rutina que sustituya a la que tenían durante el trabajo, aunque algunos, como ya se ha mencionado no parecen tener ningún interés es realizar  

Dichas fases estarán muy marcadas a su vez, entre otros factores, por la actitud (Agullö Tomas, 2001) que tenga la persona ante la jubilación.  

· Rechazo. Rechazo Implica una negación de la jubilación. Sucede ante situaciones de importante desarrollo o sobrevaloración de la actividad laboral, en personas con una vinculación emocional con la actividad laboral y la satisfacción con su desempeño.

· Aceptación. Demuestra conformidad con la etapa a la que deberá enfrentarse y que es inevitable. Esta actitud caracteriza a las personas de status medio y bajo.

· Liberación. La persona lo considera un premio poder dejar de trabajar. El riesgo en esa actitud está en que muchas veces puede conducir a la apatía, con falta de expectativas y actividades para llenar el tiempo de una manera activa.

· Oportunidad. La persona se libera para poder emprender actividades que no ha podido desarrollar en su etapa laboral.  Esta es una visión positiva, porque el sujeto está abierto a todo aquello que suponga proyectos enriquecedores para él.  

· Ambivalencia. Pueden aparecer varias actitudes de las mencionadas en una misma persona, dependiendo del aspecto del tema que esté tratando.  
¿Y tú? ¿En qué fase estás? ¿Te sientes identificado con alguna de estas características? Si es así, como ves, en un proceso de cambio, es habitual pasar por momentos diversos y muchas veces no lineales, esto no es un programa establecido que se vive si o si, es un proceso muy personal que puede tener rasgos comunes y también diferencias individuales.


Referencias
Skoknic Cvitanic, Vania (1998). Efectos de la preparación psicológica para la jubilación. Intervención psicosocial. Vol.7.nº1. Págs. 155167. 
Sirlin, Claudia. La jubilación como situación de cambio: la preparación para la jubilación como acción estratégica para su abordaje. Comentarios de Seguridad Social  Nº16, Julio  Setiembre 2007.

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